Una figura tras las cortinas

De a ratos deambulo por la ciudad. Intenta comerme pero siento que no llega a tragar. Miro hacia arriba y veo una luz en un sexto piso, y contra la cortina se dibuja una figura. Y llego y me acuesto pensando en esa figura hermosa, que me saluda cuando paso sin siquiera saber que estoy ahí abajo, mirandola. Y es solo una sombra, pero se dibuja en mis sueños con un rostro inconfundible. Y vuelvo a pasar por ahí, paseando por lo que hoy es la ciudad que me aloja, que me siente parte de ella, y vuelvo a ver la sombra desde abajo. Y en algún momento, entre vuelos razantes por lagos, entre gente que mira desde los balcones, entre las sábanas de mi cama, la encuentro cara a cara. Y empiezan a fundirse nuestros cuerpos en una danza totalmente improvisada, de placeres extremos; y su rostro me suena a conocido, y es que realmente lo conozco desde antes, lo deseo desde hace tiempo. Y descanso mis pies acariciando los suyos, y se que realmente es eso lo que quiero hacer ahora. Mi mano acaricia sus pechos mientras sus labios me sonrien después de besarme. No necesito pensarlo, no me tomo siquiera un segundo, y decido vivir dentro de mis sueños.