En una sonrisa...

Hoy todo empieza a cambiar, las calles se abren ante sus pasos. Miles de manos no alcanzan a aferrarse a él, y avanza. Encuentra refugio en brazos tibios que lo envuelven al dormir; si, al dormir nuevamente como cuando niño, sólo que esta vez ya no es niño y sus brazos también cobijan. Y con fuerzas se lanza hacia todo, retomando con certeza un camino del pasado que creía tan lejano después de tanto tiempo. Los círculos siguen cerrándose y se encuentra con otros cambios, nuevas etapas en nuevas tierras. Su imagen en el espejo le dedica una sonrisa complice, la misma que daría un amigo al verlo crecer de esa forma, la sonrisa de un niño que ve al pájaro romper el cascarón, adornado con mares y continentes. Se pone su campera, abre la puerta y comienza una nueva jornada. Desde su ventana viéndolo pasar, Abraxas también sonríe.